miércoles, 19 de diciembre de 2018

Un reflejo llamado ROMA



Un reflejo llamado ROMA.
Por Allende Márquez Ortiz.

En todos años de antigüedad que tengo viviendo en la calvicie, he desarrollado la habilidad de cortarme lo poco que queda de cabello en el reflejo de un espejo, tan superficial puede ser el sentido de esto, pero no a través del reflejo de la imagen en cualquier superficie.

Las perspectivas cambian según se puedan colocar los puntos de vista; en el caso de ROMA, película de Alfonso Cuarón busca en sus formas fílmicas mostrarnos puntos de vista, más allá de lo contemplativo, cada encuadre, cada movimiento nos permite adentrarnos en la historia, como cualquier voyeur observando a escondidas la vida de Cleo y la familia para quien trabaja, es la única que se da cuenta de ciertos secretos  y quien ve el mundo de manera diferente. Es el punto de vista de Cleo, y la acompañamos durante 9 meses, o dos horas y media, cómo gusten verlo en ese espacio que nos remonta a un México lleno de nostalgia, lleno de turbulencia, y ese pequeño último momento de un México que ya no existe.


ROMA no es solo un ensayo sobre la clase media en la Colonia Roma en los años 70´s en México, se quedaría corta la apreciación de las personas que solo vieran eso en la película, es un reflejo en la destrucción y construcción de una sociedad que se encuentra en el punto de quiebre de su historia, de sus paradigmas y su status quo.
Es un ensayo sobre el estilo de vida que añoramos porque fue lo último real que vivimos como familia.
Esta colonia en inicio fue un asentamiento de la clase alta a inicios del siglo XX, aún quedan algunos vestigios de esas mansiones y la opulencia que tuvo. Sin embargo se convierte en otro proyecto urbano propuesto ante la modernidad que empieza a mitades del siglo. 


El modelo familiar que se muestra en la película cambia, no es el que nos enseñan en la primaria como la célula básica de la sociedad, sino que la mujer toma el control ante el caos, lleva a vivir a su familia a un nueva aventura social, pero sin renunciar a lo poco que queda de su estilo de vida. “Le traes un té de manzanilla al señor”, “Cleo me traes un licuado de plátano”.

Las imágenes de cada uno de los escenarios escogidos fuera de esta colonia tambien remiten a un México rural, lejos del tráfico, lejos del bullicio de una ciudad en pleno crecimiento. Y ahí es donde encontramos esas metáforas narrativas acerca de la destrucción de un estilo de vida, no solo del nacimiento de un bebé, sino de la destrucción por medio de los elementos, la tierra se rebela, el aire sopla, el fuego destruye, y del agua nace nueva vida.

Cuarón se reinventa y se da el gusto y la travesura de auto homenajearse en el cine a través del cine. La niñez de Cuarón y sus deseos como ser astronauta, aún en diferentes ámbitos sociales;muchos vivimos esos sueños y experiencias fuera del planeta, o bien donde los aviones nos indican en las propias palabras del director, que existe un mundo más allá de este valle urbano. Observando el vaivén de aeronaves que entran y salen de esta gran ciudad.
Pero no solo complace sus recuerdos y nostalgia familiar, busca reconciliarse con el México que se ha discriminado y escondido en los rincones de una casa donde todos conviven y existe el cariño que debe verse a través del reflejo del espejo de nuestra vida.
Es un logro visual, somos acompañantes de Cleo, la observamos y vivimos su experiencia, no solo sobre su hombro, sino como espectadores de una historia audiovisual que nos envuelve directamente a ese momento entre 1971 y 1972.
La destrucción y creación a través de los objetos, de los elementos, y de la vida misma de esta familia típica de clase media en un México que vive uno de sus momentos más críticos, debe verse a través del reflejo de la palabra ROMA en un espejo.
La presencia de aquello que nos educó en nuestros primeros años, la tele, el cine, las revistas, la música; ese mundo analógico que combina el entretenimiento con nuestra vida diaria, la comida, los paseos, los vendedores ambulantes o incluso hasta los comerciales que aún tenemos en la mente gracias a su constante repetición.
Si bien la polémica de la película antes un posible reomanticismo y validación del servicio doméstico bajo el dominio de la clase social superior, o bien el aventurarse a retar a las grandes empresas de distribución y proyección de películas, en el caso de México, Cinépolis y Cinemex, y dar la el golpe maestro de que NETFLIX sea quien con su modelo de negocio permita que llegue la película a un público mucho más extenso, y si lo vemos de alguna otra perspectiva, se vuelve más democrático, sin quitar el dedo del renglón que es un negocio como cualquier otro y deberá tener sus ganancias.
Una película que cada mexicano debe ver y comprender para entender su pasado y vislumbrar su futuro. Al menos quienes actualmente vivimos estos momentos tan caóticos de la vida diaria, como lo es la misma película.
Si pudieramos ver en un espejo, como el reflejo de los créditos iniciales en el agua, o en el espejo donde todos nos arreglamos todos los días, o bien en cualquier reflejo de una vitrina de las calles de esta colonia, o en los ojos de Cleo, y vemos la palabra ROMA al reves, podemos vislumbrar la palabra AMOR, el amor a ún pasado, que nos generó un presente, y que CLEO vive con su inocencia, sencillez y valentía que mucha falta nos hace.